EDITORIAL

Este testimonio obedece a la necesidad de mostrar hechos no oficiales, que le ocurrieron a miles de Chilenos, que ahora ya no están con mosotros, que también sufrieron los horrores del Estadio Chile y Estadio Nacional.

Queremos poner en palabras, nuestra vivencia como prisionero político, durante la dictadura militar.

Dejar nuestro testimonio en la historia de nuestro país.

Porque nosotros somos sobrevivientes de un momento histórico, único e irrepetible, es por este motivo, queremos que estos testimonios, que no son los oficiales, trasciendan y no se pierdan, queremos dejar en palabras, nuestras propias vivencias vivencias de ese momento que nos tocó vivir durante el golpe militar del 11 de Septiembre de 1973.

Para de esta forma producir la catarsis definitiva, la sanación de nuestro espíritu y de esta cerrar este negro capítulo en nuestras vidas, dejar un testimonio escrito de nuestro paso por el infierno.

Dejarlo escrito......para nunca olvidarlo.

En este blog, queremos mostrar, una especie de sumario de lo que aconteció inmediatamente después del golpe militar y las consecuencias que tuvo para muchos chilenos que de un día para otro les cambió la vida.....o la muerte.
Hemos tratado de darle el tratamiento de crónica, de lo que aconteció, intentando ser lo más objetivo posible, algunas veces no lo hemos conseguido cuando la humanidad que encierra el relato es más fuerte que la objetividad del hecho, como en el caso de Luis Alberto Corvalán.
Así como este caso, de humanidad también hay otros como el del Mayor Sergio Acuña Jahn, estimado y respetado por los prisioneros, porque siempre tuvo un trato respetuoso y actitudes humanitarias. Curiosamente era un hombre muy educado, culto y con un extraordinario sentido del humor.
Aceptamos este desafío, de exponer nuestras vidas, por los compañeros y amigos que murieron en manos de la barbarie y la sin razón, para que no queden sin rostro ni sin nombre.
Para que se sepa que se sepa que existieron, que fueron idealistas y consecuentes, que amaron a sus familias y a su patria.
Por esos compañeros y amigos que no tuvieron la suerte de sobrevivir que tuvimos nosotros.

Gregorio.

miércoles, 23 de julio de 2008

EL VELÓDROMO ( EL CARACOL ).
Es el lugar donde se aplicó la tortura más refinada,
bajo la tutela d
e los maestros brasileños quienes
vinieron especialmente a instruir a los aventajados
alumnos que tenían en el ejercito y en la fuerza
aerea de Chile.
Aquí se aplicó corriente ( el catre ), el pao de arara
( palo del loro ), esquisitez importada por los

maestros brasileños que consiste en colgar
desnudo al prisionero de los pies y luego aplicar
corriente en los genitales, ano, boca y cabeza,
además de los tradicionales quemaduras por
encendedores, golpes con laque y bastones,
los prisioneros permanecían vendados
esperando el turno de ser " interrogados ",

sentados en las graderías del velódromo.
El interrogatorio consistía ( permaneciendo vendado )
en golpes, corriente, patadas, bastonazos, insultos,
durante un tiempo prolongado de tiempo sin
preguntar ni siquiera el nombre. A este proceso

se
le llamaba ablandamiento.
En este lugar habían médicos que supervisaban
la tortura para lograr mayor rendimiento y eficacia
en los " interrogatorios ".
En este lugar fue torturado el hijo de Luis Corvalán.

( Secretario General del Partido Comunista de Chile ).
Luis Alberto Corvalán, por varios días consecutivos
el primer día paso caminando por la pista de ceniza
al interrogatorio y todos los prisioneros del Estadio
Nacional lo vimos pasar, algunos le levantaban la
mano en señal de ánimo y fuerza, el respondía de
la misma forma dando ánimo y fuerza a todos. Era
muy querido y respetado a pesar de su corta edad.
En la tarde de ese mismo día, todos lo vimos pasar
de nuevo, el Estadio enmudeció, lo traían sus
compañeros en una frazada a modo de camilla
improvisada, el silencio era sepulcral.
Al segundo día volvió a pasar caminando apoyado
por dos de sus compañeros, quienes lo sujetaban,
uno por cada lado. Su dignidad y compromiso
lo hizo caminar.
Todos en el Estadio nos pusimos de pie lo
aplaudimos y lloramos....
Fue un llanto que nos hacia falta, de rabia contenida,
de impotencia, de pena, ese llanto se fue transformando
en silencio.
Ensimismados en nuestras propias incertidumbres
y miedos así nos fuimos quedando mudos durante
ese día.
En la tarde volvió a pasar de vuelta del interrogatorio
transportado por sus compañeros en una frazada a
modo de camilla improvisada. Nuevamente el Estadio
se puso de pie, lo vimos pasar, pero solo lloramos.
Así nos fuimos a dormir ese día, con otra pena más
que compartir.
Luis Alberto Corvalán, murió a poco de haber
llegado al exilio producto de las torturas recibidas
en el Estadio Nacional.


1 comentario:

  1. estube ahí, vi lo que pasaba, lo viví en carne propia, es escalofriante recordar...

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